La epidemia neoliberal acoplada con el Covid19 ha producido una calamidad impensada para la sociedad chilena. Ambas pestes –la sanitaria y la sistémica– descargan su furia criminal contra las trabajadoras y trabajadores chilenos. Son por cierto los sectores empobrecidos por el capital los que más sufren los efectos de esta tragedia tempranamente anunciada.
Sumado a los estragos que causa el Covid19 debemos añadir la violencia delictual que ejerce el aparato represivo del régimen neoliberal encabezado por Sebastián Piñera.
Una tormenta perfecta para imponer la cuarentena sanitaria y simultáneamente la cuarentena político-social, en este caso contra los movimientos populares y las organizaciones sociales que desde el 18 de octubre incrementaron las movilizaciones por conquistar sus derechos largamente postergados.
En este 1º de Mayo las fuerzas represivas del régimen, esperaban con avidez reprimir a los trabajadores y trabajadoras, que guardando el cuidado y la prudencia sanitaria manifestarían su rechazo a un gobierno sin legitimidad. Y que a pesar de ello intenta imponer enfoques esencialmente mercantiles para superar la crisis.
En Santiago en las inmediaciones del local de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) y la ANEF (Asociación de Empleados Fiscales) después de la realización de un reducido acto del 1° de mayo, con las precauciones sanitarias requeridas, y al intentar manifestarse en la Alameda las y los participantes fueron golpeados y detenidos. En su mayoría eran dirigentes sindicales las y los aprehendidos como así mismo periodistas y comunicadores sociales. José Pérez Debelli, Nolberto Díaz, Karen Palma, Daniela Barría, Fabiola Jaramillo y Manuel Ahumada, entre otros, fueron llevados a la tercera comisaría de carabineros.
En la rebautizada por el movimiento social como “Plaza de la Dignidad” algo similar acontecía ante la convocatoria de Centrales Clasistas de trabajadoras y trabajadores que se reunieron para conmemorar la masacre de Chicago, manteniendo la distancia física y la protección sanitaria. Las y los manifestantes fueron golpeados sin piedad, apelando el aparato represivo de carabineros, a todos los nuevos recursos materiales adquiridos luego del 18-O, que les ha brindado el gobierno patronal. Esto deja al descubierto que hay dinero para la represión y los negocios empresariales, pero no para proteger la vida y la salud de los sectores más vulnerables originados por las políticas neoliberales.
En Valparaíso la fuerza policial expresó toda su crueldad golpeando y deteniendo a dirigentes y dirigentes sociales de organizaciones locales, de la ANEF, SUTE, CONFUSAM y Coordinadora NO + AFP. Más de 22 personas fueron detenidas, según informan funcionarios y organismos de Derechos Humanos. Del mismo modo las acciones represivas se extendieron hasta la Plaza Aníbal Pinto afectando a los hogares del barrio tal como ocurre desde las jornadas de octubre.
La bestialidad del modelo se manifiesta con violencia y terrorismo estatal sobre quienes disienten y resisten sus políticas sociales y sanitarias. En su afán por aferrarse al poder y salvar la calamidad neoliberal, el gobierno de Piñera está dispuesto, como lo hace desde Octubre18, a descargar la barbarie represiva que caracteriza históricamente a la derecha.
Esa es la nueva disciplina y apego a los “derechos humanos” y “cultura del diálogo” que falazmente postula el gobierno y el generalato de Carabineros y después acusan de violencia a la movilización popular y a las organizaciones sociales.
¡¡Cuidado Sebastián que la revuelta de octubre no ha concluido su tarea y por despiadado y funesto que sea el Covid19 el pueblo está aprendiendo a cuidarse y a protegerse para retomar las calles y la Plaza para deshacerse también de la plaga neoliberal, hasta que la dignidad se haga costumbre!!
Carlos A. Torres
Santiago de Chile, mayo 1, 2020
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