Arauco tiene una pena: El odio histórico de un estado asesino hacia un pueblo ancestral.

Arauco tiene una pena: El odio histórico de un estado asesino hacia un pueblo ancestral.

PRIMERA LÍNEA REVOLUCIONARIA

La nación Mapuche que conforma varios pueblos indígenas, se ha visto sistemáticamente atacada desde la colonización. Este pueblo que usualmente no es partidario de la violencia se ha visto obligado a adaptar su forma de vida a una de vigilia constante y desconfianza hacia un estado que durante años a ejercido una violencia sistemática en contra de quienes aun el día de hoy, luchan por mantener y recuperar parte de su territorio robado.

La historia del pueblo mapuche ha estado marcada por la resistencia a la intervención cultural y territorial llevada a cabo inicialmente por el imperio Inca, luego por el colonizador español, y finalmente por el Estado chileno, en más de cinco siglos de enfrentamientos casi continuos

Lo que ha dejado una huella indeleble en el pensar colectivo y hoy se levanta ante nosotrxs como la imagen de un pueblo aguerrido, intolerante contra las injusticias y sobre todo resilente.


Dentro de esta lucha nunca se han tenido en cuenta las repercusiones históricas que esto ha generado desde el punto de vista de la convivencia con un pueblo que claramente, se niega a adaptarse a las condiciones de vida actual y que exigen reiteradamente el derecho a la gobernabilidad de su pueblo a su manera.

Esto ha desatado no pocas incursiones dentro de los territorios ancestrales ocupados por el pueblo mapuche, que han dejado a su paso muertes, encarcelamientos y brutales golpizas sin discriminar ancianos, niños o mujeres.

Durante años en los cuales el Estado chileno se ha encargado junto con el Estado argentino de hacerle la guerra al pueblo ancestral y nos encontramos con la situación donde, el pueblo mapuche ha sobrevivido durante el siglo XX y XXI inmerso en las ciudades, al igual que el resto de la antigua población rural del país, formando parte de los cordones periféricos urbanos, integrándose a la clase popular, siendo discriminado por su etnicidad en la sociedad chilena.

 Su población en la actualidad alcanza al millón de habitantes aproximadamente, siendo una minoría con poca participación en la vida política del país, y por lo tanto con pocas posibilidades de generar una movilización similar a las de antaño.

Aun así, la lucha del pueblo mapuche se mantiene. A partir de la década de los noventa, coincidente con el advenimiento de la democracia en Chile, la problemática indígena se hace más visible en América Latina, incluido Chile.

¿Que hay detras de esto?

La intervención de Endesa-España en el Alto Bío-bío fue el detonante para el resurgimiento de la violencia en la Araucanía, alrededor de cincuenta familias que se mantenían en sus terrenos ancestrales fueron alejados de ahí por diversos métodos, se les ofreció dinero, tierras de dudoso valor en otros predios, o finalmente el desalojo, avalado nuevamente por el Estado de Chile, esta vez no a través del ejército, sino a través de Carabineros de Chile, en un intento solapado de  hacer ver el conflicto desde una óptica de derecho civil, que se ha transformado paulatinamente en una estigmatización mediática y legal que ha transformado a los comuneros mapuches en “terroristas”, situación que hace que los procesos “legales” llevados a cabo en su contra tengan un castigo dos veces más severo en sus condenas, sin acceso a los beneficios que puede acceder cualquier reo común.

Esto claramente habla de un genocidio perpetrado durante años, y que al día de hoy a dejado al pueblo reducido al número ínfimo de habitantes, prácticamente acorralados al sur del país, a quienes se pretende integrar al modelo chileno, únicamente para apropiarse de las tierras ricas en minerales y aprovechables desde un punto de vista empresarial.

La codicia del empresariado ha dirigido la mano del Estado repetidamente a los pueblos Mapuches y absolutamente ningún gobierno se ha decidido a decretar ninguna mediada efectiva que proteja la independencia y auto gobierno de este pueblo golpeado por la historia.

El modelo intocable del oasis chileno se basa justamente en sacar el máximo provecho de todos los recursos, independientemente de que tengan que pasar por encima de la vida y los derechos de quienes constituyen un impedimento para lograr sus objetivos.  

La flagrante falta de respeto hacia una nación vecina no esta contemplada como un crimen de guerra pues al día de hoy, organismos internacionales no cuentan como una nación independiente, desde el punto de vista geopolítico, al territorio que se encuentra ocupado por el pueblo Mapuche,

De esta manera, queda totalmente legitimado el uso excesivo de la fuerza como si fuera un acto de rebeldía civil y nos encontramos con una política de terrorismo y persecución dirigido a dirigentes comuneros quienes han sufrido encarcelamientos y asesinatos disfrazados de crímenes, con los cuales buscan criminalizar las justas demandas de este pueblo.

El Meli Wixan Mapu o Wallmapu, tuvo históricamente un reconocimiento como territorio autónomo, lo que sería la Nación Mapuche, espacio que fue finalmente invadido a partir de 1870 con la dominación del Ejército que no culminó sino hasta 1883. Desde ese momento, el pueblo mapuche empieza a quedar sin su más preciado valor, aquello que les da sentido de existencia, y hasta su nombre, la tierra. (mapu: tierra che: hombre). Aun así, las comunidades que aún resisten en el Sur, y que se han hecho visibles desde 1997 en su conflicto con las forestales y las hidroeléctricas, han tenido la fuerza suficiente para reclamar aquello que les perteneció durante siglos.

Una lucha interminable

 Hoy piden justicia y se les niega sistemáticamente de forma más cruenta aún por el hecho de ser indígenas. El Estado de Chile nunca ha tenido la intención real de reconocer el derecho de los pueblos a ejercer su propia forma de vida, con su cultura y sus tradiciones en un territorio, ante el temor del surgimiento de “un estado dentro de un estado”, como un temor político; y por otra parte el deseo de explotación económica de un lugar tan rico en recursos naturales.

La actitud del Estado de Chile ha sido la de forzar una asimilación cultural que resulta destructiva para el patrimonio cultural mapuche, al interior de las ciudades, dejando de lado su idioma, sus costumbres y sus creencias.

La ratificación del protocolo de acuerdo nº 169 de la OIT por parte del senado de Chile, sólo constituye una acción simbólica hasta el momento, ya que si bien dicho protocolo establece una serie de derechos colectivos de los pueblos originarios, donde se incluye un territorio autónomo, el senado de chile lo ratificó bajo el prisma de lo que la comisión respectiva de trabajo denominó una “interpretación de dicho protocolo de acuerdo”, es decir casi un “según se estime conveniente” su aplicación.

Y hasta el momento siguen sin estimarlo conveniente ya que podemos ver como día a día pasan a llevar los derechos del pueblo mapuche, dejándolos sin posibilidades laborales, sin reconocimiento de demandas y sin derechos penales.

Los mas recientes sucesos nos ratifican que el odio sistemático hacia esta nación sigue mas presente que nunca, el acto cobarde mediante el cual los carabineros expulsaron a las hortaliceras de Temuco fue solo una pequeña muestra de todo lo que el pueblo Mapuche ha tenido que aguantar durante mas de 200 años.

La lucha para este pueblo esta lejos de acabar y el día se hoy se inicio una huelga de hambre por parte de dirigentes comuneros, que se encuentran en las cárceles de Temuco y Angol en La Araucanía.

En Cautín específicamente en el penal de Temuco, el huelguista es Machi Celestino Córdova, mientras que sus contemporáneos de la cárcel de Angol en la provincia de Malleco son: Sergio Levinao Levinao, Juan, Calbucoi Montanares, Víctor Llanquileo Pilquiman, Juan Queipul Millanao, Sinecio Huenchullán Queipul, Freddy Marileo Marileo, Danilo Nahuelpi Millanao y Reinaldo Penchulef Sepúlveda.

Las demandas no son diferentes a las que el día de hoy levantamos nosotrxs por nuestrxs presxs por luchar, que se cambien las medidas cautelares y se asegure la salud de ellos y de los presxs de la rebelión durante la pandemia.

Su lucha histórica hoy converge con la nuestra, aunque seamos sociedades paralelas, tenemos en común un sistema represor que busca sacarnos el máximo provecho mientras pisotea nuestros derechos.

Debemos permanecer unidos, respetar la cultura que nos precede, de la cual muchos de nosotrxs somos herederos y sobre todo luchar con toda nuestra fuerza para sacar de una vez por todas el cáncer que carcome Chile desde hace más de 40 años.

¡ARRIBA LXS QUE LUCHAN!

¡AGUANTE PUEBLO MAPUCHE!

“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copia a sus amigos; nueve de cada diez la estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad”. (Rodolfo Walsh)

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