El día de ayer tuvimos la lamentable confirmación de la muerte de una adolescente llamada Ámbar Cornejo, quien llevaba desaparecida una semana, después de haber salido hacia la casa de su madre.
Este acontecimiento trágico, se viene a sumar a la larga lista de crímenes y feminicidios sufridos en Chile, que tienen como raíz un sistema judicial que tiene sus intereses volcados en condenar actos de índole política y otorgar la impunidad a quienes sirven a los intereses de la clase dominante en Chile. Esta desviación y corrupción del sistema judicial deja como saldo el total desamparo de la población civil ante hechos atroces como el asesinato de Ámbar, las innumerables violaciones a mujeres, y los crímenes de odio cometidos contra el pueblo mapuche.
La justicia en Chile tiene fines políticos, no penales, ni mucho menos de reinserción social.
Esto se hace evidente en muchas situaciones que hemos vivido hace más de 30 años, mientras que a lxs companerxs que estan presos por protestar se les están exigiendo penas de hasta 24 años por lanzar una molotov, al asesino de Ámbar se le había condenado a 27 años por un feminicidio e infanticidio anteriores, habiendo cumplido apenas 11 años de esta condena queda en libertad, a pesar de tener antecedentes claros de que no era una persona que pudiese estar de nuevo en la sociedad.
Por otro lado tenemos a las decenas de comuneros mapuches que fueron encarcelados mediante pruebas fabricadas, testimonios fantasmas y acusaciones sin base, a otras decenas más que han muerto a manos de “desconocidos” y donde no ha habido la más mínima intención de investigación al respecto. Mientras que recientemente, se les concedió el indulto a dos violadores de derechos humanos que trabajaron codo a codo con la dictadura de Pinochet para torturar, asesinar y desaparecer a los luchadores sociales.
La justicia en Chile se encuentra totalmente desviada de los propósitos originales de un organismo judicial, esta, como todos los poderes a cargo del Estado, se encuentra totalmente a favor de quienes se han encargado de instaurar y mantener un gobierno explotador genocida, machista racista y torturador.
Las penas de cárcel deberían ser orientadas a la reinserción del criminal a la sociedad, eso si estuviéramos en un país democráticos, pero al estar centrados en utilizar la instancia penal para hacer cumplir castigos políticos, los verdaderos criminales que no están todos en la moneda y en el Senado se encuentran libres por fallos que solo responden a un nivel de negligencia descarado y que no pertenece solo a una mala gestión de un gobierno especifico, pertenece a todo un sistema que todos los gobiernos desde la supuesta vuelta a la democracia han defendido acérrimamente, ya que cuando consideran necesario, hacen uso de las instancia penales amañadas para ir a favor de sus intereses.
Lamentablemente, el caso de Ámbar no es ni de lejos el último caso de impunidad a un criminal, todxs los días y en las sombras se liberan criminales de distinta índole que salen directamente a atentar contra la sociedad, amparados en este sistema de justicia que no sirve para hacer justicia.
En Chile ser mujer pobre, mapuche, encapuchado, estudiante, trabajador es un hecho punible que se paga muchas veces con la vida y todo bajo el amparo los criminales que sonríen y regalan chapitas cuando tocan elecciones presidenciales, regionales o de cualquier tipo.
La lucha debe dar el siguiente paso lo mas pronto posible, si solo salimos en jornadas de protesta cada vez que pasa una atrocidad sin organización, plan de lucha o un objetivo claro, estas situación van a seguir pasando.
Las medidas paliativas como lo fueron el caso del encarcelamiento del violador Pradenas, o el retiro del 10% son solo los inicios de lo que debe ser un cambio definitivo en la manera de llevar el país, y ese cambio no va a venir de la mano de los mismos políticos títeres del empresario, ese cambio real y concreto debe venir del pueblo organizado y consciente que desde los territorios se debe alzar con una propuesta clara.
Nosotrxs por nuestra parte hechos hecho una propuesta y vamos a seguir en pie de lucha hasta contagiar a todxs nuestrxs hermanos del mismo ámbito combativo. Porque no pueden seguir existiendo más casos como el de Ámbar, el de Antonia, el de nuestros hermanos mapuche, el de nuestrxs hermanxs presos por luchar.