El despertar del pueblo de Chile, que se inicia de forma masiva el 18 de octubre, hizo temblar con su rebelión, los cimientos del sistema y modelo impuesto mediante la masacre de 1973.
La burguesía parasita y asesina, para consolidar este sistema de explotación se apoyó en legitimar el sistema antidemocrático de la constitución del 80, generando a partir del fin de la dictadura, la falsa idea que había vuelto la “democracia”
Para esto, se apoyó en dos grandes conglomerados políticos, la derecha económica expresada en los diferentes pactos entre los partidos que la representan y la Concertación de Partidos por la Democracia, otro segmento de quienes detentan el poder económico.
La apuesta de la burguesía tenía un propósito muy claro, asegurar la mantención y perfeccionamiento del sistema de explotación y dominación, cuidadosamente puesto en práctica por los ideólogos de la dictadura. Sabían de los grandes anhelos de cambio del conjunto del pueblo chileno, y en consecuencia tendrían que resignar el poder político durante un tiempo prolongado, después que el dictador abandonara la presidencia. De tal forma que la misión de mantención y perfeccionamiento del sistema de explotación, tendría que recaer en manos de quienes la ciudadanía identificara con el cambio. Ósea el papel perfecto para la Concertación.
Desde Aylwin a Bachelet se acentuó la privatización de las empresas estratégicas, del agua, de los ríos, de los valles, de los campos, carreteras y caminos, se desarrolló el endeudamiento masivo para sostener un alentado consumo y generar así, la falsa idea que se elevaba la calidad de vida.
Se privatizó el conocimiento, la salud y se alentó el individualismo, la discriminación social y la marginación de los “sectores indeseables”, se domesticó a las organizaciones sindicales, sociales, temáticas, jibarizado todo lo posible las expresiones de organización popular, pero lo más importante, en los 22 años de gobierno de la concertación y de los 8 de Piñera, se perfeccionó entre el duopolio en el poder, el saqueo a los ahorros previsionales, convirtiendo a nuestras futuras pensiones en la caja grande a disposición de 7 u 8 grupos económicos para expandir exponencialmente su poder.
Con este pacto entre la derecha y la Concertación, nuestros ahorros se convirtieron en as bajo la manga para que estos grupos económicos, pudieran crear un mercado de capitales y acelerar así, la acumulación capitalista. Con las leyes aprobadas en los últimos 30 años por los distintos gobiernos se venía a cumplir la premisa de José Piñera, creador de las AFP: “Las AFP serán el Ferrari de la acumulación” para la burguesía debemos agregar nosotrxs.
¿Por qué entonces, algunos sectores de la derecha y la Concertación en pleno, abogan por el retiro del 10% de nuestros ahorros previsionales?
Ello es consecuencia directa de la rebelión y el empuje del pueblo, no es producto de ninguna dadiva de quienes nos han mantenidos sometidos durante todo este tiempo. La derecha y la Concertación son dos brazos de un mismo cuerpo: El sistema capitalista, que condena a las clases trabajadoras y empobrecidas a una vida de hambre, miseria, marginación y represión.
Con la brújula electoral en la mano, estos dos sectores miran el panorama hacia adelante y tratan desesperadamente de realizar algunos cambios menores, que calmen al pueblo enardecido tratando de congraciarse con él, de cara a los futuros eventos electorales.
La misión de la burguesía, tanto del gobierno como de la oposición es muy clara: aparentar que cambia todo para que no cambie nada y erigirse nuevamente ellos como los interlocutores necesarios de las demandas populares, para así realizar un nuevo pacto social interburgués, que asegure mantener sus ganancias, granjerías y privilegios a costa del hambre, la miseria y la muerte de millones.
El esfuerzo comunicacional que hace el sistema para legitimar a viejas y podridas instituciones como el Senado y los partidos políticos, tratan d causar mella en los más vacilantes, en los timoratos, en los blandengues, para que sean ellos el vehículo de división en el seno de pueblo.
La lucha de clases toma una nueva dinámica, donde el enfrentamiento de intereses cada día se va agudizando, por una parte la burguesía atrincherada en los partidos de la derecha y la Concertación, más los medios de comunicación a su servicio, con el concurso necesario de las instituciones del Estado políticas, jurídicas sociales y las fuerzas armadas. Por la otra parte los sectores populares, sus organizaciones políticas y sociales, sus asambleas autoconvocadas, sectores importantes de la clase trabajadora, jóvenes, mujeres, disidencias, estudiantes y pueblos originarios que pugnan por dotarse de una dirección colectiva diversa y complementaria que sea capaz de elaborar un programa político que cambie de raíz el Chile de millonarios, de la exclusión, del hambre, la miseria y el crimen.
Es la hora de no dejarse engañar ni por bellas palabras, ni falsas sonrisas, los golpes de pecho de la burguesía defendiendo los supuestos intereses del pueblo, solo nos debe llevar a un mayor repudio. Es la hora de elevar la organización y la consciencia de las clases trabajadoras y empobrecidas, de lograr la unidad en la diversidad de todxs aquellos que nos oponemos al sistema que nos somete, oprime y castiga, es la hora de desarrollar la lucha más consecuente y de poner en el centro, la necesaria transformación de Chile, por la que ya han caído tantas y tantos hermanxs. No podemos fallar en esta hora; la hora de lxs decididxs, de lxs audaces, de lxs que sienten la injusticia hasta en las vísceras, de lxs que darán todo por hacer una patria distinta, justa, solidaria y diversa. Que entierre para siempre los planes de la burguesía parasita y criminal.
Debemos impulsar y desarrollar la organización popular, por una Asamblea Constituyente autentica, plenipotenciaria y elegidos sus miembros en forma directa desde la base.
