Hablar de Salvador Allende es hablar de la histórica lucha en nuestro país, más allá de los endiosamientos que se les atribuyen a las figuras prominentes, debemos recordar siempre que fue un hombre muy humano y dentro de su humanidad fue muy consecuente, comprometido profundamente con su pueblo hasta la muerte, comprometido con las justas causas sociales que hoy reivindicamos, con una valentía y un temple que solo tienen los grandes.
Allende era la personificación de la elección de un pueblo consciente, y a pesar de su muerte, sembró una semilla de lucha, que todavía hoy esta retoñando en Chile, debemos germinar esa semilla de manera definitiva y para siempre, porque “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
Hoy tenemos una tarea ardua como pueblo y es deshacernos de los herederos de aquella dictadura que nos arrebató la libertad que habíamos recuperado en el 70, porque a pesar de haber sido golpeados, no hemos sido derrotados y todas las generaciones que hoy se juntan, que cargamos con el peso de esta historia tan sentida y tan nuestra, debemos hacer realidad una vez más la costumbre de la dignidad.
Solo muere quien es olvidado y Salvador Allende esta más vivo que nunca.
Que nunca se te olvide que son los hijos de la dictadura los que gobiernan ahora, que nunca se te olvide compañerx que llevamos décadas en esta lucha y que por fin hemos despertado y debemos darle fin con nuestra victoria. Que el último discurso del presidente Allende, nos recuerde que es posible cambiarlo todo, escuchemos atentamente y actuemos en consecuencia, porque pronto hermanxs, abriremos las grandes Alamedas .