El desempleo en Chile continuó aumentando en medio de la crisis general del capitalismo, agravada por la pandemia, alcanzando un 12,2 por ciento en el segundo trimestre del año, como lo informó ayer 31 de Julio, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
La Encuesta Nacional de Empleo del INE, se señala que es la cifra más alta en los últimos diez años y que ha reflejado un incremento de 4,9 por ciento desde abril de 2019.
En el trimestre móvil anterior (marzo-abril-mayo) la tasa de desempleo alcanzó el 11,2 por ciento y en su momento fue considerada la más elevada, pero la crisis sostenida y agravada con las políticas del gobierno contribuyen directamente a profundizar la ola de desempleo que azota al pais.

Al evaluar los datos de la encuesta, Sandra Quijada, directora del INE, señaló que la fuerza de trabajo disminuyó en la etapa en 15,4, para un aproximado de ocho millones 139 mil 000 personas y subrayó que en el último año se perdieron 1,7 millones de puestos de trabajo.
En tanto, de los ocupados, el 18,1 % se ha acogido en los últimos meses a la Ley de Protección al Empleo, con un crecimiento de 163,2 por ciento, equivalente a 801.800 personas, que fueron obligadas a dejar de asistir al trabajo aunque teóricamente no perdieron sus puestos, el panorama no es alentador, pues todos los datos apuntan a que hay pocas posibilidades de que la gran parte de lxs trabajadores acogidos en su mayoría forzosamente a esta ley, pueda recuperar sus trabajos.
Este dato ha sido reiteradamente denunciado por sindicatos y economistas como un desempleo oculto, que no se encuentra cuantificado en las cifras oficiales, pues a causa del impacto de la pandemia en la situación económica del país, es imposible asegurar que esos trabajadores vuelvan a ocupar sus puestos cuando sea superada la crisis sanitaria.
Y la crisis la seguimos pagando lxs pobres
Pronto debido al desconfinamiento progresivo, nos vamos a enfrentar al panorama temido por muchxs, donde las empresas declararán el impacto de la crisis por la pandemia, que será la excusa perfecta para despidos masivos y el discurso ya sabido de “hacer concesiones” para minar los derechos de los trabajadores.
Por otro lado, según las cifras oficiales del INE, la población fuera de la fuerza de trabajo aumentó 31,6 por ciento, y corresponde a los inactivos habituales y a aquellos que en la etapa no estaban buscando un empleo, aun con capacidad para trabajar y que es denominada fuerza de trabajo potencial.
Según el INE ese aumento de los inactivos se debería a las restricciones de movilidad impuestas por la pandemia, lo que ha implicado que el alza de la desocupación en términos estadísticos, sea menor.
Por sectores, la disminución de los ocupados fue más pronunciada en alojamiento y servicios de comidas con una caída del 48,5 %, construcción (-30,6%) y comercio (-24,0%).

Por categoría ocupacional el mayor retroceso se apreció en los trabajadores por cuenta propia con una disminución de 34,7 por ciento, mientras que el trabajo informal se redujo en 5,3 puntos porcentuales hasta ubicarse en 22,3, también bajo la presión de las restricciones sanitarias y la negativa gubernamental a aportar soluciones que permitan a los trabajadores independientes poder ejercer su labor dentro de un marco de seguridad sanitaria, ya que únicamente se han centrado en la fiscalización violenta de aquellxs, quienes por necesidad, se ven obligados a seguir saliendo a las calles a pesar de las restricciones.
Tras conocerse los datos del INE, el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, advirtió que a pesar del negativo resultado del trimestre, el desempleo «podría aumentar» en los próximos meses, teniendo en cuenta a los trabajadores con contratos suspendidos y quienes no han podido buscar empleo a causa de las cuarentenas, que sumarían un millón más.
Según dijo, la recuperación del empleo será una prioridad nacional en los próximos meses.
Sin embargo sabemos que lo que se buscará será reactivar la economía basados en disminuir los puestos de trabajo, achicando con esto el gasto salarial y conseguir de esta forma que los trabajadores activos olviden momentáneamente sus reivindicaciones por mejores salarios y condiciones de laborales.
Sabemos que el capital de las empresas no ha sido tocado por la crisis, ya que desde el inicio de la pandemia las políticas gubernamentales, se han concentrado en el salvataje empresarial que ha permitido a las grandes empresas pasar el periodo de inactividad con sus recursos intactos, mientras quienes hemos estado pagando la crisis desde el principio hemos sido los trabajadores, y esta es una política con perspectivas que van más allá de la pandemia, ya que quienes pagaremos la recesión posterior también seremos nosotrxs.
Con esto se buscara también, impulsar la privatización de las empresas que aun pertenecen al Estado, bajo la excusa de mayor rentabilidad para el pueblo, prometiendo una inyección de capital que nunca llegara a manos del trabajador y contrario a esto, consumaría de forma definitiva un Estado diminuto encargado únicamente de labores de represión y fiscalización, entregando la vida de todxs lxs trabajadores chilenxs exclusivamente a manos privadas. El estado esclavista total.
Sin lucha no hay dignidad
Con esta perspectiva en mente, no debemos dejar de luchar, e este punto es fundamental la organización territorial, sindical y estudiantil para defender los derechos que nos quedan y exigir los que se nos han sido negados, debemos dar el paso definitivo a la democratización real del país, que signifique una real calidad de vida para todxs lxs chilenxs.
Desde septiembre llamamos a empezar a virar la historia hacia nuestro lado de manera definitivamente, para que nunca más tengamos que pagar con muertes, mutiladxs, desaparecidxs, presxs y represiones los derechos que nos corresponden.