En las últimas semanas, hemos visto como el desarrollo de la lucha de clases en Chile, se agudiza cada vez más, expresando las contradicciones de una sociedad en crisis, que no tiene al parecer una pronta solución.
LOS OBJETIVOS DE LA BURGUESÍA
Por una parte, desde el gobierno, el parlamento y los partidos políticos que sostienen el sistema capitalista, continúan a la ofensiva para imponer su plan estratégico, que les permita salvar la crisis, mantener el sistema de explotación sin grandes variaciones y legitimar, una nueva institucionalidad al servicio de los empresarios, de los ricos y de los poderosos grupos económicos transnacionales.
Esta ofensiva está basada en tres hechos principales, como son: derrotar definitivamente la rebelión popular, fundamentalmente mediante la represión, incrementar el traspaso de recursos públicos y de los trabajadores a manos de los empresarios e imponer mediante la Convención Constituyente, una nueva institucionalidad hecha a la medida por los partidos políticos sostenedores del sistema, para asegurar sus intereses de clase.
EL MOVIMIENTO SOCIAL
Por otra parte, el movimiento social aún disgregado, sigue impulsando la movilización por diferentes hechos y en diversos escenarios, tratando de abrirle paso a una genuina Asamblea Constituyente, que logre imponerse por medio de la presión ciudadana.
Este movimiento social sin una clara dirección, se ha visto reforzado por la creciente tensión que se mantiene en el Wallmapu, en torno al conflicto mapuche.
En esta última zona, se enfrentan los intereses de empresas transnacionales a través de las forestales y empresas hidroeléctricas, además de empresarios y latifundistas chilenos, que tratan de cercar aún más, a las asediadas comunidades mapuche.
En el desarrollo de este conflicto, las clases dominantes no solo han recurrido a la represión institucional, sino a un exacerbado racismo colono y a brotes de elementos paramilitares, al servicio de estos empresarios.
La resistencia del pueblo mapuche, no solo se ha expresado a través de la prolongada huelga de hambre que mantienen 27 presos políticos mapuches, ya por espacio de 100 días, sino que también a través de la lucha de masas, movilización social, acciones de autodefensa y de castigo, fundamentalmente a las compañías forestales e hidroeléctricas que ponen en peligro no solo la existencia mismas del pueblo mapuche, sino todo el ecosistema de la zona.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Los partidos políticos sostenedores del sistema desde la “oposición”, a pesar de sus dificultades para unificarse en torno a un programa y una sola estrategia, básicamente están de acuerdo en hacer todo lo que este a su alcance, para aparentar impulsar cambios a la actual institucionalidad, pero manteniendo lo esencial del sistema capitalista neoliberal que tan buenos resultados les ha entregado para sus intereses.
Esta dificultad para unirse, que se expresa en la existencia de cuatro comandos separados para enfrentar el próximo plebiscito del 25 de octubre, tiene como trasfondo un reordenamiento de sus posiciones de cara a la lucha por el poder, donde la Democracia Cristiana se moverá un poco más hacia la derecha, buscando tender un puente de concordancias con el sector llamado “progresista” de Renovación Nacional, y que este nuevo pacto entre ellos, sea la base de sustentabilidad de la nueva institucionalidad.
Por su parte, el Frente Amplio y la Alianza PS-PPD, compiten entre ellos para disputarse los favores del electorado centro izquierdista, aquel que se plantea solo cambios cosméticos al sistema capitalista y que aspira a una rebanada más grande en la torta del poder.
El sector que lidera el PC, busca afanosamente ensanchar su margen de participación dentro del sistema, propiciando una futura candidatura presidencial de una de sus figuras más emblemáticas, como lo es el actual alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. Los cambios gradualistas que se plantea este partido, se expresan con claridad en una consigna que refleja su actual política de inserción dentro del sistema: “humanizar el capitalismo” cosa como es fácil de entender, del todo imposible.
LOS OBJETIVOS DEL PUEBLO
Los sectores revolucionarios si bien, han contado con un marco de amplia y radical movilización de masas, aún no han sido capaces de dotarse de una coordinación, que le dé una direccionalidad clara a la protesta social y que la eleve para exigir e imponer, cambios más radicales que apunten a la solución de la dramática situación que viven las clases trabajadoras y populares.
De todas formas en el actual escenario, las distintas clases enfrentadas, van definiendo con mayor claridad sus intereses y estrategias, que se expresan en las actuales contradicciones que componen las crisis.
Desde las clases trabajadoras, populares y su aliado estratégico el pueblo mapuche, la única salida que asegura el resguardo de sus intereses, es consolidar la unidad más amplia por la base social, alejada de cualquier burocratismo, y de esta manera propiciar una ascendente y radical movilización, que ponga en jaque a las clases poderosas y a los sostenedores del sistema.
Esta unidad debe expresarse desde los territorios, a través de la organización de las Asambleas Territoriales y zonales, tendiendo hacia la conformación de una Gran Asamblea de todo el Pueblo, que levante el programa político, económico y social, de las clases trabajadoras, populares y del pueblo mapuche.
Esta gran Asamblea, debiera ser el elemento dinamizador a través del cual, se pueda generar una genuina Asamblea Constituyente, plenipotenciaria, plurinacional, democrática, feminista, inclusiva y medioambiental, teniendo como primer objetivo, exigir la renuncia de Piñera, de todos sus ministros, intendentes, gobernadores y del Congreso Nacional.
Esta Asamblea debe asumir interinamente el gobierno, a la espera de contar con una nueva constitución, que contemple la real democratización del país, el rescate de los recursos naturales y la recuperación de los capitales que le pertenecen a las clases trabajadoras, y que hoy están en manos de los empresarios.
Esa es nuestra tarea y por eso hacemos un llamado a la protesta popular, a partir de este 4 de septiembre que estremezca nuevamente las bases de este sistema criminal y precarizador, que nos ha tenido oprimidos por mas de 30 años, con promesas vacías de cambio, mientras mantiene la represión y miseria para el pueblo. El llamado es a no dejarse engañar nuevamente por las mismas clases sociales que han propiciado la actual crisis social, política, económica, medioambiental, racista, misogina y genocida.